Certeros cañonazos van destruyendo al galeón inglés que a su vez se defiende con una respuesta similar apuntándole al mástil del galeón francés. Ambos están decididos a derrotar al enemigo y ambos navíos han de hundirse en las oscuras profundidades del océano. Un hombre de cada barco ha sobrevivido a tan atroz ataque. Sin pensarlo dos veces estos sobrevivientes han decidido ayudarse dejando atrás los odios heredados, los odios aprendidos, los odios de sus reyes, de sus dirigentes que llevan a los hombres buenos hacia una muerte estúpida. Lograron llegar a la costa de una isla pequeña y empezaron a trabajar mancomunadamente para hacer de aquel lugar un espacio abierto para todas las personas, libre de odios, de discriminación, de prejuicios. - En este mundo cabemos todos. -