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Mostrando entradas de julio, 2016

Luz de minarete

El almuédano se sorprendió cuando el minarete en el que se encontraba empezó a moverse. Lentamente esta alta y esbelta torre se fue desplazando hasta llegar a la costa. En la costa se ha convertido en un faro de brillante luz que los vigías de las diferentes embarcaciones no podían ignorar. Todo tipo de navíos empezaron a acercarse y entre más cerca estaban de la tierra, esta se hundía y era llenada por el agua. Así nació un ancho río que llegó hasta la mezquita atrayendo los barcos como si de un puerto se tratara. El lugar se fue llenando de provisiones de todo tipo. Una paloma blanca, surcando los cielos, llegó para posarse sobre otro de los minaretes que aún se encontraba inmóvil en la mezquita. Al echar vuelo nuevamente el minarete inmediatamente despertó. Así se repitió con los otros minaretes. Estas tres torres empezaron a recorrer su camino hacia su lugar en este mundo. -El mensaje de Dios será difundido y esto nos traerá bendiciones-

El Serengeti en llamas

El sol de la tarde tiñe el cielo de tonos rosados mientras los grandes pastizales dorados son consumidos por las llamas. El calor y el crepitar del incendio empuja a todas las especies animales a reunirse en un mismo lugar. Confundidos y asustados vieron cómo ante sus ojos el infierno ha escupido una brillante luz blanca que parió una gran esfera plateada flotando sobre las llamas. El terror y el caos se apoderó de las bestias. Aullidos, gruñidos, rugidos, chillidos, zumbidos, trinos, silbidos, bramidos e infinidad de sonidos se mezclaron entre patadas, mordiscos, choque de cuernos; en un éxtasis de violencia, de sangre, de muerte. Algunos de los animales se quedaron inmóviles e inmediatamente fueron absorbidos por la esfera que ascendió para adentrarse en el inexplorado universo. Abdu, uno de los cuidadores de la reserva fue testigo de todo esto y me dijo antes de despedirse:  -Serán salvados los que sean capaces de trascender su propia naturaleza.

Niño luna

Una noche un pequeño niño blanco bajó a pescar montado en la luna. Su blanca luz atravesaba las aguas dejando ver a los brillantes y coloridos peces que nadaban en esta. Con su caña de pescar fue atrapando los pescaditos que empezó a acumular a los lados de la luna. Su labor fue interrumpida cuando una orca llegó para arrebatarle los pescados.  Dijo la orca enojada: Estos peces no te pertenecen.  El niño replicó: hay muchos peces en el océano, alcanza y sobra para todos.  Amenazante, la orca dijo: no compartiremos lo que es nuestro, si vuelves tendrás problemas. De regreso al universo en su luna y con los pescados que había logrado obtener pensó que el enojo de la orca era sólo un malentendido de ésta y seguramente no lo volvería a molestar.  La noche siguiente, como de costumbre, el niño se encontraba pescando en su luna. Su felicidad fue interrumpida cuando sus pescados fueron robados por un grupo de orcas enojadas. Hasta su caña de pescar le han quitado, así q