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Mostrando entradas de agosto, 2016

El carnicero

Concentrado en su labor, el carnicero del barrio preparaba los cortes de la carne de cerdo que vendería más tarde en la mañana. Tres hombres encapuchados se acercaron con claras intenciones de robarlo. El carnicero reaccionó violentamente por instinto. Estos hombres no tuvieron oportunidad. Sus cuerpos quedaron tirados por todo el lugar. Era necesario terminar con esta locura, si alguien se enteraba de lo sucedido él iría a parar a la cárcel cuando todo ello había sido en defensa propia. El carnicero decidió hacer lo que mejor sabía, preparo la carne de estos cuerpos y la ofreció como si fuera carne de cerdo. No fue difícil venderla y al parecer ese episodio habría terminado. Su clientela antojada empezó a pedirle más de esa deliciosa variedad de cerdo presionando al carnicero día tras día y hasta algunos se atrevieron a ofrecerle el doble de su precio. El matarife creyó ver ahí una oportunidad de negocio. Pensó entonces que sería más fácil hacerlo con indigentes a q

Indio Tequendama

Desde la ventana de mi habitación en el quinto piso del hotel El Refugio Del Salto veo que al borde  de la cascada, cerca al vacío, se encuentran dos hombres. Uno de estos hombres lleva sombrero y una escopeta. Es alto, delgado y viste ropas negras. El otro es un indio andrajoso que suplica por su vida.  El pobre indio no tarda en caer al vacío. Intrigado decidí salir al encuentro de este extraño hombre. —Buenos días —dije despreocupado. —Buenos días  —me contestó. —¿Qué ha pasado allá en la cascada? —pregunté sin rodeos. —¿Se refiere al indio pagano ese? —dijo enojado y continuó—. Le dije que si creía en la cruz de cristo se salvaría pero usted ya sabe como son esos pendejos, creyendo en un dios más grande que Jesús. ¿Sabe? y es que yo me siento como un cruzado acabando con el mal un indio a la vez. -No disfraces tu voluntad con la voluntad de Dios-

Tren

Por la carrilera va viajando lentamente un viejo tren de carbón hasta que finalmente deja de funcionar por completo sin que haya manera de hacerlo trabajar. De las entrañas de este amasijo de metales, surge un tren blancuzco y trasparentoso que empieza a recorrer una desviación de la carrilera para atravesar el túnel de una montaña también blancuzca y trasparentosa. Al salir al otro lado de la montaña es ahora un tren bala blanco que con mucha velocidad recorre las vías hasta llegar a las diferentes estaciones para recoger y dejar pasajeros. La vieja locomotora ha quedado atrás pudriéndose bajo el sol y la lluvia. Lo poco que queda no sobrevivirá al olvido. -Lo que llevas por dentro trasciende al espacio y al tiempo: es eterno.-