Por la carrilera va viajando lentamente un viejo tren de carbón hasta que finalmente deja de funcionar por completo sin que haya manera de hacerlo trabajar. De las entrañas de este amasijo de metales, surge un tren blancuzco y trasparentoso que empieza a recorrer una desviación de la carrilera para atravesar el túnel de una montaña también blancuzca y trasparentosa. Al salir al otro lado de la montaña es ahora un tren bala blanco que con mucha velocidad recorre las vías hasta llegar a las diferentes estaciones para recoger y dejar pasajeros. La vieja locomotora ha quedado atrás pudriéndose bajo el sol y la lluvia. Lo poco que queda no sobrevivirá al olvido.
-Lo que llevas por dentro trasciende al espacio y al tiempo: es eterno.-
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